Desde pequeñito se aprende, que dice el refrán y el mío está aprendiendo desde pequeñito los usos y costumbres de la nueva corriente entre la juventud española: los "nini". Y es que mi retoño lleva un ritmo, que ni Paquirrín. Y claro, tu preocupada, no vaya a ser que con tanto deshorario se le jodan los ritmos circadianos esos y ya no le funcionen en toda su vida y sea un inadaptado, o peor, la versión con chorra de YeSsIcAh MoReNiCaH.
Lleva un descontrol horario y vital, que nos lleva al happyfather y a mi loquitos perdíos. Y es que claro, se levanta a partir de las 10 para desayunar, adaptándose a lo que viene a ser la vuelta del after para los jóvenes de hoy. Pero a la hora de la comida está otra vez frito, porque él la siesta la hace a la hora a la que el resto de la humanidad está sentada a la mesa. Porque claro, se ha pasado toda la noche de fiestuky con los colegas (esto es, dándole por culo a mamá y papá, porque cuando no se desvela, es que es sonámbulo y se sienta a 'hablar' solo en la cuna, en mitad de la noche) ¡subidón, subidón!
Se levanta a partir de las 4 (a las 3 si hay suerte) para comer, y hay que darle la comida tirando a fría, que hace calor y comiendo de caliente se suda mucho. A la hora de la merendar está recién comido y ya no hace siesta. Que te puede llevar a pensar: "Ay madre, que este se me duerme a las 7 y vaya nochecita que me va a dar." Pues no, ya no se duerme, no. A las 7 - 8 está merendando siguiendo en esta espiral de descontrol y ninismo, que lleva los horarios que llevaba una cuando salía de fiesta (por lo que me cuentan, porque ya ni me acuerdo). Y se tira desde la merienda hasta las once o doce, que le pueden dar levantado, dando guerra, que sigue en la etapa "me gusta jugar a/con todo aquello que suponga llenarme de mierda hasta la coronilla, sobretodo si me acaban de poner de punta en blanco" y casi prefiero llevarlo todo el día a lo Tarzán, que los pañales los voy a tirar igual.
Cuando por fin cede y se deja arrastrar a casa, ya ha pasado la hora de cenar hasta en los McDonals 24 horas. Pero una que es madre y tiene obligaciones, lo desinfecta (porque eso no es bañarlo, eso es desinfectarlo) y le da su leche fresquita mientras esos padres agotados piensan (pobres imbéciles): "Ahora caerá rendido, entre las horas que lleva despierto y la guerra que ha dado, pasa la noche del tirón." Y cuando la fiera cae, los adultos se entregan al descontrol y el frenesí de quedarse sopas en el sofá, hasta que el niño sueña con algún monstruo (o con que va limpio, que le debe de dar mucho más miedo) y llora, y nos despierta, y le ponemos el chupete, y nos vamos a la cama, y nos da mala noche, y vuelta a empezar.
Y si esto en tu día a día cotidiano es una putada, imagínate si estás de vacaciones. Que intentas cambiarle los horarios para poder hacer vida como el resto de los mortales, y es imposible. Se pasa el día berreando y negándose a comer, o a dormir, o a dejarte un minuto de descanso, que es lo que tarda una en suicidarse. Vamos, que con este niño más no valía habernos ido a Ibiza y meterlo a currar de relaciones en la disco de moda. Llevaría el mismo ritmo de vida, pero ya estaría cotizando el chiquillo, que tal y como está la vida no es mala idea, no. Y de paso nosotros, viviendo una segunda adolescencia (no pongo 'juventud', que me deprimo aún más).
madre mía, me da la risa al leerlo porque lo cuentas con humor pero ¡madre mía! ¡ánimo! quiero pensar que solo es una fase y que se pasará.
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